El cardenal Cupich propone una reforma sinodal de la Iglesia

Fuente: FSSPX Actualidad

El cardenal Blaise Cupich durante su conferencia

Invitado como ponente en la Universidad del Sagrado Corazón de Fairfield (Connecticut) en el marco del ciclo “Bergoglio” en el que cardenales u obispos hablaron sobre el pontificado del Papa Francisco, sus raíces, sus tendencias, sus objetivos o sus implicaciones, el cardenal Blaise Cupich, arzobispo de Chicago, habló de la “conversación en el Espíritu” utilizada en el Sínodo.

La “conversación en el Espíritu” ha sido el centro de la metodología del Sínodo sobre la Sinodalidad, especialmente en la primera fase romana que tuvo lugar en octubre pasado.

La conversación en el Espíritu según el Sínodo

La conversación en el Espíritu se caracteriza por reuniones en pequeños grupos de una docena de personas. “Todos se turnan para hablar, basándose en su experiencia personal y en la oración, y escuchan atentamente las contribuciones de los demás”, en un primer paso. 

En un segundo paso, “cada uno comparte, a partir de lo que otros han dicho, lo que más resonó en su interior o lo que más resistencias le despertó”, y en un tercero viene el diálogo "a partir de lo que ha surgido para discernir y cosechar el fruto de la conversación en el Espíritu." La conclusión es que "es importante que todos puedan sentirse representados por el resultado del trabajo”.

El Padre Pierre de Charentenay S.J., explicó este método en La Vie, como algo que “surge de la espiritualidad ignaciana”. Lo vincula al “discernimiento de espíritus” del fundador de la Compañía de Jesús, San Ignacio de Loyola. Reconoce que "se aplica con mayor frecuencia durante retiros individuales. Pero puede utilizarse como parte del trabajo colectivo para llegar a una decisión".

La visión del cardenal Cupich

El National Catholic Register mencionó los antecedentes de la conferencia arzobispal de Chicago. Esta última propuso la conversación en el Espíritu como un modelo para la reforma de la Iglesia, citando en particular su naturaleza igualitaria. Considera que es el núcleo del llamado del Papa Francisco a “imaginar una renovación en toda la Iglesia”.

La reflexión del cardenal parte "del principio de que la autoridad es múltiple", citando al Padre Timothy Radcliffe O.P., que predicó el retiro presinodal a los participantes, y que sirvió de base a la conferencia del prelado estadounidense. El P. Radcliffe cree que se debe considerar un nuevo “modelo de Iglesia” para lograr un cambio en la forma en que se toman las decisiones en la Iglesia.

Lo que le llamó la atención en el Sínodo fue la disminución de las distinciones entre los obispos y otros miembros de la Iglesia en el contexto de la conversación en el Espíritu. El prelado explicó que se partió "en igualdad de condiciones y todos hablaron con autoridad”.

El prelado dijo además que la introducción de la metodología de la conversación en el Espíritu fue el elemento más significativo de la “reformulación de la sinodalidad” de Francisco, a la que llamó “nada menos que revolucionaria”. Otro elemento apreciado por el cardenal es la ampliación del número de miembros votantes en el Sínodo, más allá del episcopado: "Todos tienen el mismo voto".

El cardenal Cupich finalmente intentó anticiparse a las críticas sugiriendo que algunos en la Iglesia tienen “miedo” al cambio y a la renuncia al poder: “Quienes escuchan la verdad temen que los obligue a renunciar al control o al cambio”, declaró, y agregó que “el miedo a perder el control está profundamente arraigado en la psique de los líderes de la Iglesia”.

La explicación de otro jesuita

En una entrevista concedida a CNA – ya publicada en este sitio – el Padre Anthony Lusvardi S.J., profesor de la Gregoriana, explicó detalladamente el método utilizado durante la primera sesión del Sínodo, e insistió en sus límites, especialmente en el contexto de las discusiones sobre un tema doctrinal o disciplinario.

El método es relativamente reciente y no se remonta al santo fundador. El énfasis está en el entendimiento mutuo. Puede ser muy útil para apaciguar una reunión y permitir intercambios pacíficos, explicó el jesuita.

Un método ineficaz para la discusión teológica

Pero el Padre Lusvardi cree que este método “no es adecuado para un razonamiento teológico o práctico meticuloso o complejo”. Añade una razón obvia: "Para esto se requiere pensamiento crítico, sopesando los pros y los contras. También requiere un grado de objetividad que este método no puede proporcionar".

El jesuita continúa con una observación pertinente: si las personas tienen ideas dañinas o falsas, puede ser útil escucharlas, pero “es irresponsable y poco caritativo no corregir el mal”. Continúa: “el método no puede sustituir la evidencia empírica, la revelación o la enseñanza de la Iglesia”, recordando que San Ignacio fue “muy claro en que no todas las cosas son objetos adecuados para el discernimiento”.

El prelado explica más a fondo este punto: "Si lo que sucede en la oración contradice lo revelado por Jesucristo, entonces no es obra del Espíritu Santo", y señala que el Sínodo debería tener un registro en todos los monitores utilizados por los participantes...

No confundir este método con la Revelación divina

El Padre Lusvardi también dice que “el hecho de que algo suceda en la oración no significa que sea la voluntad de Dios”. Otros comentaristas ya han hecho esta crítica, que apunta a la base misma utilizada por el sistema sinodal: el sensus fidelium, entendido en el sentido de Francisco.

Y la última observación no es menos interesante: el discernimiento comunitario no debe entenderse como una característica del gobierno de la orden jesuita, que está estructurada jerárquicamente. Al igual que la Santa Iglesia.

Conclusión

Hemos asistido, pues, a la instauración de un “discernimiento comunitario” típicamente jesuita, practicado en la Compañía de Jesús desde hace décadas, que solo aplica para situaciones muy limitadas y fuera de contexto en las discusiones doctrinales, pero que se aplicó a un Sínodo de Obispos variegado por la presencia de laicos. El resultado ya es conocido.

¿Se dan cuenta los comentaristas complacientes que quieren extender este método a toda la Iglesia, para todas las situaciones, de la esterilización teológica y doctrinal que quieren implantar? ¿Han comprendido todos aquellos que piden una “Iglesia sinodal” que están disolviendo la Iglesia en una “experiencia de fe”, separada de la Revelación?

Tal implementación no sería más que la disolución de la verdad en una falsa caridad que se adorna con el manto de la misericordia. Pero al renunciar a la Verdad de Cristo, renunciamos a también a su Caridad y nos convertimos en los hombres más duros porque alejamos a las almas del Salvador.

Finalmente, sería un grave ataque contra la estructura jerárquica de la Iglesia, que es una de sus notas, es decir, lo que la caracteriza y que es de origen divino. Cuestionarlo o discutirlo es simplemente una herejía.