Escocia: un espinoso proyecto de ley

Fuente: FSSPX Actualidad

Palacio de Holyrood, sede del parlamento escocés

¿Se convertirá Escocia en la primera nación constituyente del Reino Unido en legalizar la eutanasia? Un partido de centro izquierda acaba de presentar un proyecto en este sentido, lo que ha provocado la oposición de la Iglesia católica, que denuncia una “normalización” y una “banalización” del suicidio en la sociedad.

El Jueves Santo recuerda a toda la Iglesia el mandamiento del amor al prójimo que el Señor enseñó a sus discípulos con el ejemplo de su sacrificio. También fue ese día, 28 de marzo de 2024, cuando el diputado Liam McArthur presentó el proyecto de ley sobre la eutanasia -que es nada más y nada menos que la eliminación del prójimo- apoyado por los demócratas liberales escoceses.

"Los políticos deben estar donde está la opinión pública desde hace algún tiempo", explicó Liam McArthur, basándose en una reciente encuesta de opinión que supuestamente muestra que el 78% de los escoceses encuestados estarían a favor de la legalización de la muerte medicamente asistida. 

Es bien sabido que este tipo de investigaciones deben tomarse con perspectiva, porque a menudo están marcadas por un sesgo: el del final de la vida marcado por el sufrimiento que desempeña el papel de un contraste.

La Iglesia católica de Escocia reaccionó rápidamente a través de la voz de Monseñor John Keenan, obispo de Paisley, al proyecto presentado por el parlamentario, señalando que "insinúa la peligrosa idea de que una persona podría perder su valor como ciudadano".

“Estrictamente hablando”, explica el prelado, "esto significa que la vida humana estaría regulada por los conceptos de eficiencia y utilidad, y que un individuo podría perder su valor para la sociedad a causa de una enfermedad o una situación de discapacidad".

Para el obispo de Paisley, hablando en nombre de la Conferencia Episcopal de Escocia, el proyecto de ley titulado "muerte asistida de pacientes adultos con enfermedades terminales" es un juego de palabras, porque "la ayuda a los agonizantes ya la proporcionan nuestros profesionales sanitarios en forma de cuidados paliativos, mientras que aquí lo que se pretende legalizar es la nueva noción de suicidio asistido, ya que la ley, si se aprueba, permitiría al médico proporcionar al paciente un cóctel lítico para eliminarse".

Sin olvidar que la legalización de la eutanasia “arruinaría la relación de confianza que existe entre el médico y el paciente, porque, en países donde el suicidio asistido ha sido despenalizado, se ha visto que las personas vulnerables están sujetas a presiones externas para poner fin a sus vidas”, declaró con preocupación Monseñor Keenan.

Esta es la tercera vez que Holyrood (el Parlamento escocés) examina un proyecto destinado a legalizar la eutanasia y no sería sorprendente que obtuviera el mismo resultado que aquellos que lo han precedido.

Y no necesariamente por buenas razones, como lo ilustra el primer ministro dimisionario, Humza Yousaf, que asegura que votará en contra de la eutanasia. Símbolo de la ideología woke, el dirigente del país a la espera de su sucesor, ha defendido la “interseccionalidad”, es decir, la convergencia de luchas, sorprendente a primera vista, pero que no podría ser más táctica y reflexiva, entre quienes pretenden luchar contra la “transfobia” y la “islamofobia”.

Porque Humza Yousaf sigue siendo sobre todo cercano a la red islamista de los Hermanos Musulmanes y, como tal, su oposición en principio al suicidio asistido tiene más que ver con la defensa de la Umma que con la de la Carta Magna...