India: la Pascua casi es eliminada

Fuente: FSSPX Actualidad

Uno de los emblemas de Manipur

En Manipur, un estado de la Unión India desgarrado desde hace varios meses por la violencia étnica y compuesto por un 40% de cristianos, la Pascua debería haberse convertido en un día de trabajo como cualquier otro si el gobierno federal no hubiera intervenido para evitar una nueva conflagración la víspera de las elecciones generales cruciales para los nacionalistas hindúes actualmente en el poder.

La acción de las autoridades de Manipur era demasiado grande para pasar desapercibida: “El gobernador de Manipur declaró el sábado 30 y el domingo 31 de marzo de 2024 como días hábiles para todas las oficinas gubernamentales, incluidas las empresas del sector público, así como las corporaciones y otros organismos privados que dependen del gobierno del Estado”, declaró en un comunicado oficial emitido pocos días antes de la fiesta de Pascua.

En un Estado controlado por el Bharatiya Janata Party (BJP), un partido nacionalista hindú fundado en 1980 que tiene como objetivo la erradicación de todas las religiones no hindúes del territorio nacional, la medida destinada a hacer que la comunidad cristiana trabaje en Pascua es sumamente sospechosa.

“Si bien los cristianos de las etnias nage, kuki-zo y meitei representan el 41.29% de la población de Manipur, las autoridades han optado, sin embargo, por despreciarlos y faltarle el respeto a sus sentimientos religiosos, declarándose “felices” de reducir el fin de semana de Pascua al rango de las simples jornadas laborales”, lamentó el Padre Varghese Velickakam, vicario general de la diócesis de Imphal.

Para el portavoz de la Iglesia católica, no es una píldora fácil de tragar: "El gobierno debería saber que la Pascua es la más santa de las fiestas cristianas, el día en que los cristianos celebran la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, piedra angular del cristianismo", recuerda.

Desde mayo de 2023, se han desencadenado violentos enfrentamientos entre los meitei, un grupo étnico compuesto principalmente por hindúes, y los kukis, un grupo étnico predominantemente cristiano. Las iglesias son especialmente atacadas y doscientos fieles han perdido la vida en once meses de una guerra civil que oculta su nombre.

La arquidiócesis de Imphal se ha implicado especialmente en aliviar las tensiones tribales, insistiendo en el hecho de que una parte significativa de los meitei son católicos y, como tales, hermanos de los kukis. De ahí la incomprensión de la Iglesia ante la última medida vejatoria de las autoridades de Manipur.

"¿Qué podemos esperar de un gobierno que dejó sufrir a su pueblo durante once meses sin intervenir?" dijo el Padre Velickakam, que espera que todos en el país puedan “ver lo que está sucediendo en la nueva India de la que tanto se jacta Narendra Modi".

Un discurso aparentemente recibido alto y claro por parte del gobierno federal: Nueva Delhi parece haber intervenido de manera tan discreta como directa puesto que, apenas veinticuatro horas después del comunicado de prensa del gobernador de Manipur que encendió la pólvora, una contraorden llegó del ejecutivo renunciando repentinamente a la medida.

Esta decisión en forma de apaciguamiento no es fruto del azar: desde el 19 de abril, y desde hace varias semanas, la India acude a las urnas para unas elecciones generales decisivas para el país. Para mantenerse en el poder, el BJP debe mostrar sus credenciales y evitar conflagraciones locales que podrían empañar una imagen que se ha visto en gran medida dañada por los innumerables abusos cometidos contra los cristianos del país.

Abusos ante los cuales los países occidentales hacen la vista gorda en nombre de imperativos económicos, sin dudar en describir a la India como la “mayor democracia del mundo”. La indignación también es de geometría variable...